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Galeón de Ribadeo, historia al descubierto

Fotografía: Christin Heamagi. Maritime Archaeology Trust.

Ricardo Borrero, estudiante doctoral de la Beca Fulbright – Colciencias, hace parte del equipo internacional que está excavando el galeón San Giacomo di Galizia, que data del siglo XVI, en España.

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Los restos del navío fueron localizados en 2011 durante un trabajo de dragado, por el arqueólogo Miguel San Claudio, Ph.D., quien hoy dirige la excavación. Es la primera vez que los científicos llegan hasta los restos de un galeón de esta época y de este porte que no haya sido saqueado; de allí la importancia del descubrimiento. A esto se suma la investigación sobre el modo en que funcionaban y cómo estaban construidas las embarcaciones que, en términos de comercio y de guerra, establecieron las primeras rutas globales del siglo XVI.

La temporada de campo más reciente se realizó en junio de 2019 y ha sido posible gracias a la Junta de Galicia, el Institute of Nautical Archaeology estadounidense, cuenta con la colaboración de la Armada Española y la participación del siguiente grupo de especialistas:

  • España. Miguel San Claudio PhD (Archaeonauta), director de proyecto y Ana María Crespo Solana PhD (Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC)
  • Portugal.  Profesor Filipe Castro PhD (ShipLAB – Nautical Archaeology Program – Texas A&M University).
  • Inglaterra. Garry Momber BA MSc MIfA Director de Maritime Archaeology Trust; MA Brandon Mason (Maritime Archaeology Trust) y MA Christin Heamagi (Maritime Archaeology Trust)
  • Gales. Profesor Nigel Nayling (University of Wales Trinity Saint David) y Evan Fray Estudiante (University of Wales Trinity Saint David)
  • Francia. Arnaud Cazenave de la Roche, Ph.D. (Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC))
  • Colombia. Ricardo Borrero Estudiante de PhD (ShipLAB – Nautical Archaeology Program – Texas A&M University).

 

Fotografía: Christin Heamagi. Maritime Archaeology Trust.

Informa el diario ABC que «el equipo internacional ha decidido una intervención limitada, en la zona central del pecio, por la parte de estribor. Allí está la cuaderna maestra y la carlinga sobre la que se asienta el palo mayor. Esperan realizar una trinchera a lo largo de estas semanas y llegar hasta la quilla. Con esos elementos podrán comprender mejor cómo fue construida esta máquina de guerra, algo que se desconoce. El sedimento de la Ría ha protegido casi todo el casco. Solo pueden trabajar unas tres horas cada día, debido a la fuerte corriente de la Ría. Deben limitarse al entorno de la pleamar y la bajamar por motivos de seguridad y para cumplir los 180 minutos máximo legal que se permite por inmersión».

Las investigaciones se están llevando a cabo en la zona central de la embarcación, que era muy grande para su época: un buque de 1.200 toneladas con 34 metros de eslora. Posteriormente se revisarán otras áreas del yacimiento, con el ánimo de investigar otros materiales arqueológicos, como ropa, utensilios de cocina, etc. Hasta ahora se han recuperado materiales como suelas de zapato y una peinilla, que seguramente fue utilizada por algún marinero u oficial para desparasitarse la cabeza.

 

Fotogrametria: Brandon Mason y Christin Heamagi (Maritime Archaeology Trust)

Miguel San Claudio afirma que «han encontrado evidencias que solo estaban en los libros, como la cubierta perfectamente calafateada que aseguraba la flotabilidad del galeón incluso si recibía un impacto cerca de la línea de flotación. España empleaba la tecnología punta de la época y los astilleros eran nuestro Cabo Cañaveral para lanzar las naves que cruzaban el océano.La madera del casco tiene un espesor de 12 centímetros, el doble de lo habitual. Era un buque sumamente fuerte, todo de roble salvo algún elemento de la compartimentación, que es de pino. Es el único galeón del mundo que se excava con criterio científico. El único de esta época con buena parte del casco conservado y que no ha sido pasto de los cazatesoros. En Irlanda no hay casi restos de estructura de los buques de la Gran Armada, debido al fondo rocoso y, en el Caribe, todo ha sido expoliado. Sabemos poco de la construcción naval española, por eso en Ribadeo tenemos una oportunidad única».